jueves, 31 de diciembre de 2015

Por un bravo 2016

Comenzó el 2015 con un robo. El de mi bolso. En la calle Argensola, me lo birlaron enterito. Eso fue justo el día después de Reyes. Después, el año me ha devuelto, y con intereses, lo que me robaron. Además, dice un viejo refrán que "sin puta y ladrón, no hay generación". Así pues, el 2015 ha salido como las grandes faenas: de menos a más... gracias, por supuesto, no a los ladrones, sino a la gente con la que he ido tropezando, desde la más noble a la más golfa. Lo importante, como en los toros, es tener buen fondo. A fin de cuentas, "el mundo entero es una enorme plaza de toros donde el que no torea, embiste. Esto es todo. Dos inmensos bandos: manadas de toros y muchedumbres de toreros, y en consecuencia, es una lucha por nuestra propia vida la que nos obliga a torear [...] Es el pueblo el que quiere ser torero porque quiere vivir, es el que quiere torear porque quiere hacer milagros. Son sucesos que suelen registrar los poetas". Bien lo explicó Ignacio.

Gracias a todos por formar parte del año que termina, y mucha salud y alegría para el que está a las puertas.

martes, 22 de diciembre de 2015

Tócame


Tócame... y no precisamente la lotería, aunque hoy es el sorteo de Navidad. En 1980, Dolores Vargas "La Terremoto" hizo que el termómetro de los estudios de Televisión Española aumentara varios grados con su interpretación de Tócame. Look egipcio, coreografía sensual y patadas al aire complementaban una letra que dejaba claros los deseos de la artista. A tocar se ha dicho.


Pero para toqueteos, los de Sara Montiel quien, en la Nochevieja de 1976, puso a los españolitos de la Transición en pie de guerra. ¿Quién dijo que en España, a causa del franquismo, nos quedamos sin nuestro particular Je t'aime moi non plus? El genial realizador Valerio Lazarov se encargó de compensar semejante falta en el imaginario erótico nacional con el Touch me (es decir, "tócame") de la musa de Campo de Criptana. Un inglés macarrónico disimulado con jadeos, esplendor en la hierba, baños de espuma y un vistoso salto de cama.


Así, ¿cómo no va a tocar?

lunes, 21 de diciembre de 2015

Te vi bailar bajo la lluvia


A veces, es necesario que pasen los meses para distinguir los mejores momentos del año. La perspectiva del tiempo despierta emociones que la inmediatez anestesia. Estos "instantes camuflados" suelen estar marcados por sentimientos comunes: la alegría, la libertad o la placidez. Dicha mezcla se produjo una mañana de finales de agosto, en Isla Canela. Bajamos a la playa a pesar de que por el poniente se aproximaba una tormenta. Nunca pensamos que llovería con tanta rabia. Antes de que comenzase el aguacero, dejamos nuestra ropa debajo de la sombrilla y fuimos a pasear por la bajamar. La tromba nos sorprendió en mitad del mar. Llovía con tanta fuerza que la arena desapareció por completo y nuestros pies chapotearon entre el agua dulce y salada. No había un alma a nuestro alrededor. Fue una de esas ocasiones en las que piensas "de perdidos, al río", en las que te calas hasta los huesos y te importa un pepino. Entonces nos metimos en el mar y nadamos hasta que la tormenta de Portugal continuó su camino hacia el este. Cuando salimos del agua, lucía un sol espléndido que lo secó todo: la arena, las hamacas, las toallas, la ropa empapada bajo la sombrilla. No he visto llover tanto desde aquella mañana. Tampoco he vuelto a ver un cielo como aquel atardecer, después de la tormenta. Son momentos que llegan de improviso y nunca vuelven... celajes que echas de menos durante todo un año.


sábado, 19 de diciembre de 2015

Siente un pobre a su mesa... pero jamás un taurino


Tras su cruzada contra la Escuela Taurina de Madrid y, a continuación, contra los conductores de la capital, Manuela Carmena ha anunciado su obra benéfica del año: sentar un pobre a su mesa. En este caso, varios. La alcaldesa ha cedido el Patio de Cristal del Palacio de Cibeles para acoger una cena de Nochebuena para 200 comensales, todos sin hogar. No obstante, Carmena ya ha anunciado que sólo podrá asistir "un rato"; lo justo para comer un canapé y que la prensa le saque la foto de rigor. ¿No recuerda esta rocambolesca historia al Plácido de Berlanga y Azcona? Aquella sátira de 1961 sobre algunas prácticas de caridad cristiana que, en realidad, destapaba la mezquindad y la hipocresía de una sociedad acomodada. 


Paradójicamente, fue Franco el inventor del "siente un pobre a su mesa por Navidad", una campaña del régimen, aparentemente inocente, donde Berlanga olió la necesidad de la burguesía por limpiar su conciencia (sí, Carmena, Franco fue el ideólogo). El arranque de la película no puede ser más genial: en una ciudad de provincias, por Nochebuena, la empresa "Ollas Cocinex" patrocina una subasta de pobres a la que acuden artistas de Madrid. Cada familia postora se lleva su pobre a cenar a casa.

Pedrés con Juan Luis Buñuel

Ese mismo año de 1961, mientras se rodaba Plácido, estalló el escándalo de Viridiana, la película de Luis Buñuel premiada con la Palma de Oro en el Festival de Cannes y censurada en España hasta 1977. ¿Cómo cruzó la frontera Viridiana hasta llegar a Francia, sorteando el férreo control franquista? Nueva sorpresa, Carmena: sucedió en un coche de cuadrillas. Un matador de toros, con sus banderilleros y picadores, jodieron, y bien, al Generalísimo. Se trataba del coche de Pedrés. Lo contaba así, tiempo después, Juan Luis Buñuel, hijo del cineasta: "Yo, con Do­mingo Dominguín y un torero que se llamaba Pedrés, me llevé los negativos en tren hasta Barcelona. Y allí, en una camione­ta con Pedrés, tres toreros y un picador, puse los negati­vos atrás, los cubrí con los capotes y salimos de España. Así que saqué el negativo debajo de unos capotes de torero y fui­mos a Lunel. Tengo hasta fotos. Fue un viaje muy interesante, y al día siguiente llevé los negativos por tren hasta París".


Pues ya ve, doña Manuela: por un lado, el Generalísimo se le adelantó con las "campañas solidarias" y, por otro, unos toreros fueron los causantes de uno de los mayores escándalos de la censura franquista. Lo que cambia la película cuando se estudia un poco. Ojalá sus amigos de Podemos se lleven un soberano batacazo en las Elecciones Generales. Que le aproveche la cena, alcaldesa. 

Carmena y la leche Pascual con calcio

lunes, 14 de diciembre de 2015

Los "sísifos" del toreo


Dice Antonio Ferrera que quiere matar seis victorinos en la Feria de Abril. Con semejante apuesta sobre el tapete, vuelve el guerrero de las 36 cornadas. Todo o nada. Acaba de recibir el alta definitiva tras fracturarse el brazo derecho el pasado mes de junio -lo que le obligó a cortar la temporada- y es consciente de que la partida comienza desde cero. Durante su convalecencia, otros matadores le han tomado la delantera en la ruleta de los carteles. Rafaelillo, sin ir más lejos. El toreo es implacable -a veces injusto- y el menor tropiezo se paga con el ostracismo o el olvido. De hecho, Ferrera no es el único "exiliado" de la temporada 2015. 

A causa de una mala tarde -la desafortunada encerrona del Domingo de Ramos en Las Ventas-, tanto detractores como partidarios hicieron de Fandiño un auténtico proscrito. Él, que encarna mejor que nadie el mito de Sísifo, también vuelve a empujar su pesada carga desde el pie de la montaña. Por otros motivos -dos espeluznantes cornadas a las que sobrevivió milagrosamente-, Jiménez Fortes es otro diestro que "renace" en 2016; sin olvidar a David Mora, quien, a partir de Fallas, retoma una lucha que quedó truncada en el San Isidro de 2014. 

Por cornadas físicas o morales, estos cuatro matadores reciben al próximo año bajo los sones de Begin the Beguine. Volver a empezar. Su mérito es inconmensurable y su cometido, aún mayor: encarnar la grandeza  -y la crudeza- del toreo como recientemente hizo Padilla. Por justicia, la afición no debe mostrarse cicatera con su inminente destino, pues incluso los valientes merecen magnanimidad de vez en cuando. Ya lo escribió Camus: "No hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza". Suerte y gratitud, pues, para los "sísifos" del toreo. 


"Se ha comprendido ya que Sísifo es el héroe absurdo. Lo es tanto por sus pasiones como por su tormento. Su desprecio de los dioses, su odio a la muerte y su apasionamiento por la vida le valieron ese suplicio indecible en el que todo el ser se dedica a no acabar nada. Es el precio que hay que pagar por las pasiones de esta tierra. No se nos dice nada sobre Sísifo en los infiernos. Los mitos están hechos para que la imaginación los anime. Con respecto a éste, lo único que se ve es todo el esfuerzo de un cuerpo tenso para levantar la enorme piedra, hacerla rodar y ayudarla a subir una pendiente cien veces recorrida; se ve el rostro crispado, la mejilla pegada a la piedra, la ayuda de un hombro que recibe la masa cubierta de arcilla, de un pie que la calza, la tensión de los brazos, la seguridad enteramente humana de dos manos llenas de tierra. Al final de ese largo esfuerzo, medido por el espacio sin cielo y el tiempo sin profundidad, se alcanza la meta. Sísifo ve entonces cómo la piedra desciende en algunos instantes hacia ese mundo inferior desde el que habrá de volver a subirla hasta las cimas, y baja de nuevo a la llanura" (Albert Camus, El mito de Sísifo).

viernes, 11 de diciembre de 2015

Grises


Hay ojos a los que les falta el color. Ni son verdes, ni pardos, ni azules. Son, quizá, grises. El poema de Rafael Salazar los comparaba con piedras, con espejos empañados, con cuevas guardando traición.

Ni son verdes, verdes,
ni son negros, negros.
Tus ojos malditos no tienen color,
ni pardo de tierra, ni azules de cielo,
ni grises de humo, ni rosa de flor.


La Paquera de Jerez y Bambino cantaban al frío de unos ojos grises, que eran de color acero, enloquecedores. 

Cuando sentí el frío de tus ojos grises,
los míos ya fueron dos barcos sin faro,
que adentro del alma me echaron raíces,
volviéndome loca, tus ojitos claros.


Y los poetas, como Constantino Cavafis, también dedicaron versos a unos hermosos -y generalmente, tristes- ojos grises.

Mirando un ópalo medio gris
recordé dos hermosos ojos grises
que vi: hará unos veinte años...

Por un mes nos amamos.
después se marchó, creo que para Esmirna,
a trabajar allí, y no nos vimos más.
Se habrán afeado -si vive- aquellos ojos grises;
se habrá arruinado el bello rostro.
Memoria mía, guárdalos tú como eran.
Y lo que puedas, memoria, de ese amor mío,
lo que puedas tráemelo esta noche.


Ojos grises, generalmente invernales, como el tiempo que comienza... Allí, donde termina tu mirada empieza el frío (Karmelo Iribarren).

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Las batallas se ganan con ejércitos cansados

"El mando y señorío es de aquellos que vencieron la batalla" 
(Jenofonte)

Foto de Ignacio Pereletegui

El general cartaginés Aníbal Barca -considerado como uno de los más grandes estrategas de la Historia- sostenía que las batallas se ganaban con ejércitos cansados. También heridos. Porque es en los momentos de debilidad donde los auténticos guerreros sacan fuerza de flaqueza. Y eso ha sucedido con David Mora: tras sufrir una cornada en Las Ventas que casi le cuesta la vida y que, tras múltiples intervenciones quirúrgicas, se saldó con una lesión en el nervio femoral que le dejó parcialmente paralizada la pierna izquierda, el torero de Borox ha vuelto a tentar en el campo, preparando su impensado regreso a los ruedos a comienzos de la próxima temporada. El epílogo de su titánica lucha tendrá lugar en Valencia, durante la Feria de Fallas, donde, a buen seguro, una atronadora ovación sonará en su honor al finalizar el paseíllo. Después vendrán Arles, Madrid...  y lo que le depare el toro y el destino. Así es la vida del torero: un constante vaivén entre el sacrificio y la recompensa, entre el revés y el triunfo, entre la vida y la muerte.

Foto de Juan Pelegrín

El cansancio y el desánimo no han minado el espíritu de David Mora durante estos casi dos años de rehabilitación. Al contrario, siempre luchó por recuperar la movilidad de la pierna y volver a enfundarse el traje de luces. Contra todo pronóstico, ha ganado su propia batalla, escribiendo una historia que bien pudiera ser incluida en los libros sobre dioses y héroes. Incluso Ulises tuvo que esperar veinte años hasta poder regresar a Ítaca... Agotado, y cuando todos lo daban por muerto, volvió a casa.


"Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo
[...] Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino"
(Constantino Cavafis)

sábado, 28 de noviembre de 2015

No me des tregua

Si me preguntan día o noche, digo noche. Si me preguntan blanco o negro, digo negro. Si me preguntan verano o invierno, digo verano. Si me preguntan Borges o Cortázar, sin duda, digo Borges. Sin embargo, he aquí la excepción que confirma la regla: este poema de Cortázar es tan bueno...


No me des tregua, no me perdones nunca. 
Hostígame en la sangre, 
que cada cosa cruel sea tú que vuelves. 
¡No me dejes dormir, no me des paz! 
Entonces ganaré mi reino, 
naceré lentamente. 
No me pierdas como una música fácil, 
no seas caricia ni guante; 
tálame como un sílex, desespérame.


Y hablando de guantes, otro apunte de Cortázar: "Creo que no te quiero, que solamente quiero la imposibilidad tan obvia de quererte. Como el guante izquierdo enamorado de la mano derecha".

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Loco, rockero, aficionado y políticamente incorrecto


En este país no se le ha hecho justicia al Loco, al Loco por antonomasia, o lo que es lo mismo, a José María Sanz Beltrán, alias Loquillo, el único cantante salvable de la nefasta "Movida" madrileña (de hecho, siempre se mantuvo al margen). Mientras que Nacha Pop, Los Secretos o Mecano componían puro almíbar, Loquillo y "Los Trogloditas" se decantaron por el rock, género apenas desarrollado en España. En su primer disco, El ritmo del garaje (1983), destaca una joya por la que no pasan los años: Cadillac Solitario, compuesta por el guitarrista del grupo, Sabino Méndez, e interpretada por un Loco que bien pudiera haber salido de American Graffiti

Siempre quise ir a L.A. 
dejar un día esta ciudad, 
cruzar el mar en tu compañía. 

Pero ya hace tiempo que me has dejado, 
y probablemente me habrás olvidado. 
No sé que aventuras correré sin ti. 

[…] Y al irse la rubia me he sentido extraño, 
me he quedado solo, fumando un cigarro, 
quizás he pensado, nostalgia de ti.

Y desde esta curva donde estoy parado 
me he sorprendido mirando a tu barrio, 
y me han atrapado luces de ciudad. 


Inolvidable también aquella canción, con letra de J.A. Martín para "Burning", dedicada a una mujer fatal... con tantos problemas como las protagonistas de las pelis de cine negro. 


¿Qué hace una chica como tú
en un sitio como éste?
¿Qué clase de aventura
has venido a buscar?

Los años te delatan, nena,
estas fuera de sitio.
Vas de caza,
¿a quién vas a cazar?

¿Qué tienes en los ojos, nena,
o es que vas a llorar?
Ya sé que alguien pisó tu orgullo
en un oscuro portal.


Loquillo, además de artista, es aficionado a los toros, y siempre lo ha reconocido sin complejos, mostrándose contrario a la prohibición de las corridas en su Barcelona natal: "Yo crecí al lado de La Monumental, yo crecí con los toros. Mi padre me llevaba, y cuando no había dinero entrábamos al último toro, cuando abrían las puertas y nos metíamos todos los pobres. Las calles en mi barrio olían a toro. Y a mí me jode que jodan mis recuerdos". En general, a Loquillo le jode lo políticamente correcto, por eso no dudó a la hora de cantar el poema Political Incorrectness de Luis Alberto de Cuenca (2011).

Sé buena, dime cosas incorrectas
desde el punto de vista político. Un ejemplo:
que eres rubia y que fumas […]
Otro: que el multi-culturalismo es un nuevo fascismo,
sólo que más hortera, o que disfrutas
pegando a un pedagogo o a un psicólogo,
o que el Mediterráneo te horroriza.
Dime cosas que lleven a la hoguera
directamente, dime atrocidades
que cuestionen verdades absolutas
como: “No creo en la igualdad”. O dime
cosas terribles como que me quieres
a pesar de que no soy de tu sexo,
que me quieres del todo, con locura,
para siempre, como querían antes
las hembras de la Tierra.



Por no cantar ni hablar en catalán, una sombra alargada se proyecta desde hace tiempo sobre Loquillo... "Hay muchos ejemplos de gente brillante que se ha ido de Cataluña. Ya veremos, a lo mejor cuando haga falta reconstruir los puentes, me llaman".

martes, 24 de noviembre de 2015

La sangre no se enseña... o sí


Desde el pasado sábado, algo me quita el sueño. Aún trato de digerir una noticia publicada por Fernando Carrasco en ABC, titulada "Un cordobés encuentra el estoque perfecto". La nueva -maligna, como digo- comienza así: "Al igual que se innovó con las banderillas, llega ahora algo que puede cambiar, radicalmente, la suerte suprema del toreo, tanto en el aspecto visual como a la hora de entrar a matar los diestros. Y es que un cordobés, Rafael de Lara, ha creado (ya está además patentado) un estoque que evitará la sangre y el sufrimiento del animal y que podrá propiciar, además, mayor índice de triunfos […] Técnicamente, la forma triangular de la parte de abajo permite el drenado, por medio de un canalillo, de la sangre, que llega hasta un depósito en una cápsula superior -situada debajo de la empuñadura-, con lo que la que se ve es mínima".

Paco Camino

Durante la suerte suprema, el torero pierde de vista la cara del toro, volcándose sobre él, jugándose la vida a carta cabal. Por ello, constituye uno de los momentos más emocionantes y puros de la faena. Antes de convertirnos en unos mojigatos hipócritas, inventores de "estoques incruentos", las espadas Luna, empleadas por todas las figuras del toreo, eran consideradas como las mejores... y las que más mataban. Porque una estocada certera porta en su empuñadura la llave del triunfo. 

Iván Fandiño

Si la suerte se ejecuta correctamente, la muerte de algunos toros resulta memorable, aguantando en el ruedo sin doblar las manos y con la boca cerrada, cara a cara ante el hombre que ha logrado introducir la hoja hasta los gavilanes. No se trata de una exhibición sanguinaria, sino del colofón imprescindible de una lucha noble donde, al final, uno de los dos combatientes tiene que morir, el toro o el torero. El hallazgo de un estoque que drena la sangre sólo demuestra nuestra imbecilidad, nuestra incomprensión y nuestros complejos ante un espectáculo tan honesto y conmovedor como la suerte suprema.

Bataclán tras los atentados

Vivimos en una sociedad hipócrita donde hay que ocultar la muerte y la sangre de un animal mientras, en todas las televisiones, nos bombardean con imágenes de atentados, de terroristas inmolándose, de civiles fallecidos. Escenas que no pertenecen al mundo de la ficción, sino de la realidad, y que las emiten constantemente, hasta insensibilizarnos. ¿Acaso las espadas Luna hieren más la susceptibilidad del público que las víctimas amontonadas sobre el suelo de la Sala Bataclán? ¿Se oculta la sangre vertida por el toro mientras, a todas horas, se exhibe la humana?

lunes, 23 de noviembre de 2015

Carmena y los conductores suicidas


La nueva alcaldesa de Madrid le ha declarado la guerra a la polución, y de paso, a todos los conductores de la capital. Primero, restringió la velocidad de circulación en la M-30, después prohibió estacionar en el centro y, de remate, propuso crear aparcamientos para mujeres. ¿Acaso las féminas contaminamos menos que los varones? Enigmas podemitas. El caso es que se terminó "apatrullar" la ciudad, como hacía El Fary en su taxi.


Manuela Carmena quiere que nos desplacemos en bicicleta, que es mucho más ecológico y "hipster". Por dar ideas "verdes" a la alcaldesa, en 1956, Juanito Valderrama cantaba aquello de "El rey de la carretera" montado en un carro tirado por una mulilla jerezana.


Sin embargo, el maestro de la carretera no es Valderrama, sino Julio Iglesias. Su concierto en Benidorm de 1995, sudando como un pollo, marcó un antes y un después en la historia de la música y de la circulación. Las luces de los coches que van pasando, el ruido de camiones acelerando y Julio apretando el pedal... ¡¡hasta los 140 km/h!! ¿Cuánto contaminaría aquello?


Con la carretera seca o mojada, al volante siempre hay que tener un poco de precaución. En primer lugar, para no precipitar el cambio climático, y en segundo, para no comerse una señal de tráfico. En 1969, con el fin de luchar contra el enemigo de la velocidad, la DGT escogió a Perlita de Huelva como su musa. La senda es peligrosa, señores.
  

Sobre los aparcamientos especiales para mujeres, hay que admitir que Manuela lleva un poco de razón. A uno se le ponen los pelos como escarpias al ver las maneras automovilísticas de una jovencísima Marisol, que apenas alcanzaba la edad legal para conducir. Y es que las señoras al volante son un peligro. Casi tanto como Carmena en la alcaldía.

viernes, 20 de noviembre de 2015

"Madrid no me valió"


Recientemente, en un programa de radio, me preguntaron cuál había sido, para mi gusto, la mejor faena de la temporada 2015. Dudé entre tres: Talavante con un Juan Pedro en San Isidro (29 de mayo), Rafaelillo con un Miura en la Feria de Julio de Valencia (26 de julio) y Morenito con un Montealto en Madrid (2 de mayo). Finalmente, elegí esta última. Tal vez por eso, me acerqué anoche a Casa Patas, a las tertulias de la Asociación del Toro, donde el invitado era el diestro de Aranda. Generalmente, este tipo de charlas, cuando participa un torero, suelen ser bastante descafeinadas: se escucha aquello de "he disfrutado mucho", tres tópicos más, y todo queda muy políticamente correcto. Sin embargo, con Moreno no fue así. Ya avisó al comenzar, que quería hablar con verdad y de frente. Fue así, puesto que se guardó poco.


Su primera reflexión resultó demoledora: "Madrid no me valió". Un pensamiento que constató El Rosco: "Me aflije que un torero como tú, después de hacer una faena tan maciza como el 2 de mayo, apenas haya toreado. Tienes que explicarnos qué ha pasado". Y lo explicó. Todo se resume a unos apoderados que no lucharon por él en los despachos como debieran y un sistema asfixiante que apenas permite que nuevos valores entren en las ferias. "Quizás el equivocado sea yo -ponderó el diestro-, pero no me arrepiento de ser como soy ni de tomar las decisiones que he tomado".


Errores a un lado, ciertamente, es incomprensible que el balance tras cortarle dos orejas a un toro y abrir la Puerta Grande de Las Ventas sea torear 18 corridas en Roa de Duero, Cantalejo, Iniesta, San Martín de Valdeiglesias, Cortegana, Aranda de Duero, Medina de Pomar... ¿Desde cuándo Madrid ya no da ni quita? "A Alberto López Simón sí le ha servido. A mí, no". Por el momento, Morenito continúa sin apoderado. "No sé cómo será la próxima temporada ni cuánto voy a torear". Los grandes empresarios han prometido que, para el próximo año, abrirán carteles, permitiendo que toreros incipientes compitan con los grandes. Falta hace ya que, desde hace 10 años, con Talavante, no ha salido una nueva figura del toreo. El actual sistema se asemeja a Cronos devorando a sus hijos. 


¿Conseguirá Moreno, con su rebeldía, su capote y su mano izquierda, dinamitar el statu quo de la torería? Lo merece. "Yo aspiro a que, dentro de 20 ó 30 años, en una tertulia o una conversación, podáis decir que uno de vuestros toreros fue Morenito de Aranda". No habrá que esperar tanto. 

jueves, 19 de noviembre de 2015

Vine a decirte que me voy


Pronto nos hundiremos en las frías tinieblas;
adiós, intensa luz de nuestro breve estío 
ya oigo como caen con fúnebre sonido
los ruidosos leños sobre el patio de piedra.


En mi ser entrará por entero el invierno: cólera,
odio, escalofrío, horror, labor dura y forzada,
y lo mismo que el sol en su infierno polar
será mi corazón un bloque helado y rojo.
(Charles Baudelaire)



Los largos sollozos
de los violines
de otoño
caen sobre mi corazón
y lo llenan
de una lánguida
monotonía.

Todo sofocante
y pálido, cuando
suena la hora,
yo me acuerdo
de los días de antes
y lloro.

Y me voy
con el viento malvado
que me lleva
de acá para allá,
igual que a la
hoja muerta.


Que una hoja muerta... o que una flor. Paul Verlaine podría ser considerado un escritor "impresionista", sin duda, el mejor poeta lírico francés del siglo XIX y un continuador del decadentismo iniciado por Baudelaire. Durante estos días en los que lloramos por Francia, recordamos su "Canción de otoño" (1866), un poema nostálgico y melancólico que fue adaptado por Charles Trenet en una canción inolvidable.

Je me souviens 
Des jours anciens et je pleure 
Et je m’en vais 
Au vent mauvais 
Qui m’emporte 
Deçà, delà 
Pareil à la feuille morte.



En 1973, otro maldito, Serge Gainsbourg, en su canción "Vine a decirte que me voy", también citaba aquel "viento malvado" de Verlaine, que este otoño vuelve a azotar, inmisericorde, a Francia y a Occidente. "Tú recuerdas los días pasados... y lloras". Y así está Europa: llorando mientras mira hacia los errores del pasado, sin poner remedio para detener un huracán que la asola. De momento, nosotros tenemos las flores y la poesía de Verlaine. ¿Pero hasta cuándo? Je suis venu te dire que je m'en vais...

Je suis venu te dire que je m'en vais 
Et tes larmes n'y pourront rien changer 
Comm' dit si bien Verlaine au vent mauvais 
Je suis venu te dire que je m'en vais 
Tu t'souviens de jours anciens et tu pleures...


miércoles, 11 de noviembre de 2015

El príncipe de la rumba fatal


Poco dice el nombre de Miguel Vargas Jiménez. En cambio, ante el apodo de "Bambino", son muchos los que se santiguan. Y con motivos. Nacido en Utrera en 1940, "Bambino" ha sido uno de los cantantes más personales de la creación. De pequeño, formó parte del Coro de Consolación, Consolación la de Utrera, "que por un querer de perdición se echó a rodar por los caminos, que por el dolor de una traición cambió de rumbo su destino". 


De niño del coro, "Bambino" pasó a ser peluquero. Pero, como Consolación la de Utrera, Miguel cambió de rumbo su destino y el oficio de barbero duró poco: a comienzos de los 60, Gitanillo de Triana  lo contrató para debutar en el madrileño tablao El Duende, regentado por el torero y su suegra, Pastora Imperio. De El Duende pasó a Pasapoga, luego a Los Canasteros, el local de Manolo Caracol, y de allí a numerosos teatros, salas de fiesta y discotecas de la capital. El gitano "Bambino" era carne de escenario, razón por la cual grandes genios del flamenco querían actuar con él: Paco de Lucía, La Paquera, Dolores Vargas, Enrique Montoya... Entre la bulería y la rumba, el utrerano de ojos tristes versionó coplas, boleros, tangos y rancheras. Ningún género se le resistía, aportando siempre un sentimiento desbordado a cada interpretación. Quizás quien mejor definió su estilo fue Ramón Vendrell, al decir que era "el príncipe de la rumba fatal". 


Las canciones de amor prohibido, como Corazón loco, La Pared o Mi amigo, eran su especialidad, y aún desgarran por su dramatismo, ferocidad y veracidad. "Bambino", intérprete maldito y olvidado, hace temblar al que le escucha. Su voz, quema y duele. Ahí está la pared que separa tu vida y la mía.



Vamos a dejarlo así,
que nadie advierta el combate,
ni me heriste, ni te herí,
vamos a dejarlo así,
aunque la herida nos mate.

lunes, 9 de noviembre de 2015

México y los falsos mitos


Vivimos rodeados de falsos mitos. Ni la Muralla China es visible desde el espacio, ni vive un monstruo en el Lago Ness, ni el toro en La México ha sido nunca una fiera corrupia. Los mitos son amigos del boca a boca, pero enemigos de las imágenes. Cuando en diciembre de 1945, Manolete cortó el rabo de "Gitano" en D.F., para fortuna suya, no existían ni Twitter ni Televisa. Las noticias que llegaron a España al día siguiente fueron que el figurón de Córdoba había cortado los máximos trofeos en su confirmación de alternativa y se había visto obligado a dar tres clamorosas vueltas al ruedo.


Cincuenta y un años después, en febrero de 1996, José Miguel Arroyo "Joselito" paseó el rabo de "Valeroso" en La Monumental. Internet aún no había llegado a nuestras vidas y, como con Manolete, aquel hito también se habría agigantado en España de no ser por un discrepante imprevisto: la televisión. El programa Tendido Cero compró las imágenes de aquella corrida, rebajando tanto el trapío de "Valeroso" como la hazaña de "Joselito". Con bastante mala leche, los Lozano, enemigos a muerte de "Joselito", dijeron que Enrique Martín Arranz había estropeado el éxito mexicano de su torero permitiendo que las escenas de Insurgentes se vieran en España. 

Figuras contemporáneas como José Tomás o El Juli han entendido la incompatibilidad de los mitos con la "caja tonta", por eso no se dejan televisar durante sus comparecencias en D.F. Sin embargo, no han comprendido que todo es en vano. En una sociedad mediatizada como la del siglo XXI, en la que los móviles hacen fotos de excelente calidad, se suben vídeos a la velocidad del viento y se tuitea a tiempo real, no existe la privacidad ni lo "invisible". Por eso, anoche Twitter ardía de indignación después de que El Juli cortara las dos orejas de "Ser de luz", un nombre revelador, pues ahora todo sale a la luz, incluidos los toros de tan escasa fuerza y presencia como los de Fernando de la Mora.    


¿El toro de Manolete tenía más trapío que el de Juli? Posiblemente no (y de ahí el desconcierto de Julián con el público español). Pero en la postguerra tampoco éramos "tuiteros".

jueves, 5 de noviembre de 2015

Politeísmo y poligamia


“Los dioses no estaban ya, y Cristo no estaba todavía, y de Cicerón a Marco Aurelio hubo un momento único en que el hombre estuvo solo”.  

Esta frase forma parte de una carta firmada por Gustave Flaubert, escritor francés del siglo XIX. Tampoco es cierto que los hombres del siglo I a.C. y de los siglos I y II d.C. estuvieran totalmente solos: tenían a sus dioses, muchos, y por supuesto, también a Séneca. Sin olvidar los “festejos taurinos” en los anfiteatros de Arles y Nîmes, que se construyeron por esas fechas. Luego, se impuso el Cristianismo, que cuajó bien, hasta que, un buen día del siglo XIX, Nietzsche decidió matar a Dios. Entonces el hombre volvió a estar “solo”. Hasta hoy.


Tras la racha nihilista, en la sociedad del siglo XXI, se va imponiendo de nuevo el politeísmo. La gente adora a múltiples divinidades (futbolistas, estrellas de cine, cantantes, efímeros “dioses” televisivos, políticos con coleta, etc.) a la vez que deja de ir a la iglesia los domingos. Los locos, incluso, veneran a algún torero. Reducirlo todo a uno (un único Dios) es una jodienda innecesaria.

Y al tiempo que regresa el politeísmo, gana también terreno la poligamia: de la misma manera que un único dios no puede cubrir todas nuestras necesidades espirituales, un solo hombre/mujer no puede satisfacer todas las mundanas. Algunos denominan esta situación “un putiferio”; otros dicen que “todo el monte es orégano”. El caso es que el refrán de “cada oveja con su pareja” ha quedado caduco y los abogados se forran gestionando divorcios. El actual auge del politeísmo y la poligamia es de cajón y, bien planteado desde un principio, ahorraría muchos follones y papeleo en los juzgados.


La multiplicidad de los dioses y las parejas resulta, por supuesto, muy cansado. Lo de estar en misa y repicando ha adquirido una nueva dimensión, pues bien es sabido que las guerras siempre las han ganado aquellos que tenían menos flancos abiertos. Pero ya lo cantaba Malevaje:

Si soy así, 
¿Qué voy hacer? 
Nací buen mozo y embalao para el querer. 


lunes, 2 de noviembre de 2015

Cuando en los toros huele a chorizo


En 1989, el grupo madrileño Los Espontáneos visitó el programa de Televisión Española "Rockopop" presentado por Beatriz Pécker. Uno de los temas interpretados fue el genuino Maruja, dame chorizo, una oda a la merienda en los toros. ¿Cuántas tardes, sentados en el tendido, nos ha asaltado un intenso aroma a chorizo?
  

Dos bocatas de jamón
y la tortilla,
la bota de vino
en la mochila,
bocata de chorizo,
chorizo de mi pueblo, 
chorizo de mi suegro,
chorizo al fin y al cabo,
chorizo de Cantimpalo.

Me voy a la Fiesta Nacional
que torean en Las Ventas,
me llevo a mi parienta
que conmigo se sienta,
por eso me alimenta,
me voy a la Fiesta Nacional.

Y una vez alimentao,
ya sale el paseíllo,
ella me saca el vinillo
y nos ponemos muy contentos.
Me saca buen chorizo, 
chorizo de mi pueblo,
chorizo de mi suegro,
me tiro de espontáneo,
ella me guarda el asiento.


Si descubren Maruja, dame chorizo, los de la Organización Mundial de la Salud se echarán las manos a la cabeza, mientras que los veganos y antitaurinos se harán cruces; pero España, mal que les pese, es así: va a los toros y come embutido. Porque, bien alimentado, un españolito de a pie es capaz, incluso, de tirarse como espontáneo al ruedo de Las Ventas. Y si el bocata lo prepara la parienta y va bien lleno con chorizo del pueblo, miel sobre hojuelas, porque eso da una energía que no veas. Ya lo cantaban Los Espontáneos en aquel concierto de "Rockopop": los ritmos taurinos, con jamón y vino, entran solos.



A principios de los 90, Los Espontáneos pegaban fuerte en las discotecas madrileñas. Tenían una ligera obsesión con el mundo taurino porque, además de Maruja, dame chorizo y Ritmo taurino, en su primer disco incluyeron El reventa y Espartaco. El videoclip dedicado al torero de Espartinas es para alucinar...


Ese torero, que le echa un par de huevos
sé que lía el taco:
¡Es-par-ta-co!

sábado, 31 de octubre de 2015

Los "Tosantos" contra Halloween


La noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, los algecireños celebran una fiesta que no es Halloween ni se le parece. La llaman "Tosantos", contracción de "Todos los santos", y consiste en visitar la plaza de abastos con el fin de comprar frutos secos, castañas asadas, cañas de azúcar, garrapiñadas, chirimoyas, boniatos, granadas y otros productos típicos del invierno. La tradición se remonta a finales del siglo XVIII, cuando este mercado se instalaba en una de las entradas de la ciudad, próxima a las huertas del Río de la Miel. La costumbre, lejos de extinguirse, fue aumentando, transmitiéndose de padres a hijos, y aún hoy, la plaza de abastos se llena de niños y adultos que hacen sus compras mientras la banda de música interpreta temas populares.


Una de las ventanas de mi casa, la de la cocina concretamente, da hacia el mercado. De cría, jamás supe qué era Halloween. A mí lo que me interesaba era ver cómo los puestos de frutos secos se iban montando desde primera hora de la tarde y todo comenzaba a oler a castañas asadas. Cuando se hacía de noche, bajaba, principalmente a comprar nueces -que después había que partir-, dátiles -nunca me gustaron, pero en mi casa tenían gran aceptación-, garrapiñadas -eso sí que me interesaba-, buñuelos y "huesos de santo". La noche del 31 de octubre nunca me disfracé, ni dije "truco o trato", ni pedí caramelos. Aquellas costumbres quedaban demasiado lejos. 


El botín gastronómico de los "Tosantos" solía durar hasta Navidad, y a veces aún sobraba. Los restos de almendras, normalmente, se aprovechaban para hacer algún postre. Y así, un año tras otro, hasta que abandoné Algeciras para vivir fuera y buscarme la vida. Sin embargo, cada 31 de octubre, sigo pensando en los vendedores de castañas de la plaza de abastos.

jueves, 29 de octubre de 2015

El traje de luces o el uniforme del guerrero

Con la progresiva llegada del invierno, en las fincas comienza la temporada de tentaderos. Hasta no hace mucho, los toreros acudían impecablemente vestidos a las citas camperas, con traje corto y, a veces, zahones. Sin embargo, últimamente se ha ido optando por la comodidad -pantalones vaqueros, zapatillas deportivas...-, restándole solemnidad y liturgia al tentadero. Ese descuido también empieza a notarse en la plaza, con vestidos mal cortados o pobres de bordado. Sin mencionar la terrible moda de cambiar las piedras -otrora verdes, rojas o negras- por unos cristales blanquecinos que dan la impresión de falta de remate. En su autobiografía, José Miguel Arroyo "Joselito" explicaba la importancia del bien vestir.


"Además de ser torero, hay que parecerlo. Por eso siempre he intentado vestirme de luces con categoría y elegancia, con los mejores trajes y muy cargados de oro. También de paisano lo procuro hacer así, hasta el punto de que en Bogotá un hombre dedujo que era torero por mi forma de vestir y de andar por la calle, algo que me enorgulleció.

Desde que empecé a torear, cuando tenía dinero y cuando no, siempre me vestí de torero lo mejor que podía. No con lo más caro y vistoso, sino con lo mejor, lo de más solera, y en la mejor sastrería. Mis vestidos de torear marcaban diferencias en la plaza.


[...] Me los hacía siempre de sedas oscuras, muy cargados de oro y con el mismo diseño de bordado, el que llaman original, porque me parecía que era una seña de identidad. El traje de luces es tu segunda piel en el momento en que te juegas la vida, como el uniforme del guerrero, y por eso tienes que darle importancia y solemnidad hasta cuando vas a tomarte medidas. No hay que buscar la comodidad ni quitarle elementos por mucho que parezcan superfluos, porque para eso es mejor salir en chándal a la plaza.

Hasta para hacer los tentaderos en mi ganadería me vestía perfectamente de corto, con el traje campero, porque no concebía, como veía a otros compañeros, que en el campo se pudiera torear con pantalones vaqueros y zapatillas de deporte. Eso, si acaso, los chavalitos que están empezando.

Un torero tiene que respetar su oficio respetándose a sí mismo. Así eran los maestros que me lo inculcaron y que me lo demostraban con los hechos [...] No se trata de una pose forzada, sino de una elegancia varonil asumida con naturalidad, con distinción pero sin chabacanería ni voluntad de llamar la atención. Ya digo, simplemente ser torero y parecerlo. Aunque estés tieso".


martes, 27 de octubre de 2015

Los aledaños de nuestro destino

“Cualquier destino, por largo y complicado que sea, 
consta en realidad de un solo momento: 
el momento en que el hombre sabe para siempre quién es” 
(Jorge Luis Borges)


"El destino, al igual que todo lo humano, no se manifiesta en abstracto, sino que se encarna en alguna circunstancia, en un pequeño lugar, en una cara amada, o en un nacimiento pobrísimo en los confines de un imperio.

Ni el amor, ni los encuentros verdaderos, ni siquiera los profundos desencuentros, son obra de las casualidades, sino que nos están misteriosamente reservados. ¡Cuántas veces en la vida me ha sorprendido cómo, entre las multitudes de personas que existen en el mundo, nos cruzamos con aquellas que, de alguna manera, poseían las tablas de nuestro destino, como si hubiéramos pertenecido a una misma organización secreta, o a los capítulos de un mismo libro! Nunca supe si se los reconoce porque ya se los buscaba, o se los busca porque ya bordeaban los aledaños de nuestro destino.

El destino se muestra en signos e indicios que parecen insignificantes pero que luego reconocemos como decisivos. Así, en la vida uno muchas veces cree andar perdido, cuando en realidad siempre caminamos con un rumbo fijo, en ocasiones determinado por nuestra voluntad más visible, pero en otras, quizás más decisivas para nuestra existencia, por una voluntad desconocida aun para nosotros mismos, pero no obstante poderosa e inmanejable, que nos va haciendo marchar hacia los lugares en que debemos encontrarnos con seres o cosas que, de una manera o de otra, son, o han sido, o van a ser primordiales para nuestro destino, favoreciendo o estorbando nuestros deseos aparentes, ayudando u obstaculizando nuestras ansiedades, y, a veces, lo que resulta todavía más asombroso, demostrando a la larga estar más despiertos que nuestra voluntad consciente".

Ernesto Sábato (2003)

domingo, 25 de octubre de 2015

Tiriti-traun-traun

No hay alegrías que valgan la pena -flamencas, digo- sin su "tiriti-traun-traun". Que se lo pregunten a Camarón cuando cantaba: "Tiriti-traun-traun, yo soy aquel contrabandista que siempre huyendo va, y que cuando salgo con mi jaca, ay, del Peñón de Gibraltar...". 

 

Curiosamente, de Gibraltar no sólo "salió" el contrabandista: también la muletilla del "tiriti-traun-traun". A finales del siglo XVIII, tras el Gran Asedio del Peñón (1779-1783), cuando los españoles intentaron por última vez, y sin éxito, recuperar la roca, los habitantes vivieron un período de paz y prosperidad. De hecho, la población civil aumentó considerablemente y los gibraltareños -también llamados "llanitos"- se pusieron flamencos. Tanto que inventaron una cancioncilla que decía: 

“There is a town, town, town
 down in the south, south, south…
 and it will be soon, soon
 a richer town, town, town…” 

(“Hay una ciudad, ciudad, ciudad
en el sur, sur, sur…
y será pronto, pronto
una rica ciudad, ciudad, ciudad…”)


Los gaditanos de la zona -los vecinos de La Línea, San Roque, Algeciras-, que de inglés no entendían ni papa, intentaron reproducir, como buenamente pudieron, la cantinela de los llanitos. De esta manera, el “There is a town, town, town…” se convirtió en el salao “tiriti-traun-traun” que ha llegado, hasta nuestros días, en numerosos temas flamencos.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Aprender a andar... en torero


Ya inscrito [en la Escuela Taurina de Madrid], ese mismo día me dispuse a entrenar con los demás; mi padre había ido al Rastro y me compró todo el equipo: un capote y una muleta, que por cierto me venían grandísimos, mi espada de ayuda, el palillo para la muleta y el pañuelo de hierbas para hacer el típico lío de los maletillas. Creo que él disfrutó más que yo con el asunto.

[...] Y cuando ya me iba a poner a torear -a mi manera, porque yo no tenía ni puta idea- llegó uno de los profesores y me dijo que dejara los trastos quietos y que me pusiera a andar. Estuve dando vueltas y más vueltas a la plaza hasta que acabaron las clases. ¡Dos horas! Luego me enseñaron a doblar el capote y la muleta, los até en el pañuelo y me mandaron para casa. Al día siguiente se repitió la operación: monté la muleta yo solo y cuando me disponía a torear de salón me volvieron a decir lo mismo: ponte a andar. Y otra vez vueltas y más vueltas hasta el final de la tarde. Tres días me tuvieron así. Pasado el tiempo, cuando ya era uno de los alumnos aventajados, me atreví a preguntar a don José de la Cal por qué hizo aquello conmigo.

- Porque no sabías andar, porque no andabas en torero -me contestó.


Era verdad, porque, como chulito del barrio, caminaba de puntillas y moviendo los hombros. De "vacileta". Hasta que no me vio caminar erguido y posando bien los pies sobre la arena aquel hombre no me dejó coger un capote. Aprender a andar, ésa fue la primera lección que me dieron en la Escuela Taurina de Madrid. Eran, claro, mis primeros pasos en el toreo.

Autobiografía de José Miguel Arroyo, "Joselito, el verdadero"